En Buenaventura, un grupo de mujeres rompió las barreras de género en el sector eléctrico gracias a un proceso de formación dual impulsado por Celsia. Estas jóvenes ya forman parte de empresas contratistas de la compañía, marcando un hito en un área laboral históricamente dominada por hombres.
El programa, desarrollado en alianza con el Sena, Propacífico a través de Compromiso Valle y la Fundación Sidoc, capacitó a estas mujeres como Técnicas en Montaje y Mantenimiento de Redes de Distribución de Energía. Tras un riguroso proceso de 15 meses, las participantes se graduaron y dieron el salto al mercado laboral con contratos formales, demostrando que la brecha de género puede cerrarse con oportunidades reales.
Mujeres en energía: formación con propósito
El ciclo de formación comenzó con 9 meses de clases teóricas impartidas por instructores del Sena. Durante este tiempo, las estudiantes no solo aprendieron sobre redes de distribución y mantenimiento eléctrico, sino que también fortalecieron habilidades personales y adquirieron conocimientos clave en seguridad y salud en el trabajo, atención al cliente, lectura y reparto, y aseguramiento del ciclo comercial.
Como parte de la formación, visitaron la Subestación Tabor en Buenaventura, recorrieron la sede de Celsia en Yumbo y exploraron la granja solar de la compañía. Posteriormente, completaron dos meses de formación técnica guiada directamente por profesionales de Celsia, adquiriendo experiencia práctica para enfrentarse al entorno laboral real.
El último paso fue realizar seis meses de prácticas profesionales en empresas contratistas de Celsia. Fue en este punto donde el esfuerzo y la dedicación de las participantes se consolidaron: hoy, estas mujeres están empleadas en un sector que durante años fue casi exclusivo para los hombres.
Energía transformadora: impacto social real
Este programa de Celsia va más allá de la capacitación técnica. La compañía está decidida a seguir impulsando proyectos que cierren la brecha de género y generen oportunidades para mujeres que, como Karent Valencia, encontraron en la energía una forma de crecer económica y profesionalmente.
“Ahora que tengo un trabajo estable, he podido crecer económicamente, y lo mejor es que estoy preparada para realizar desde la instalación de un medidor hasta gestionar una orden para que un técnico la ejecute”, compartió Karent. Su testimonio refleja la fuerza transformadora que este proyecto tiene no solo en el ámbito laboral, sino en la vida misma de sus participantes.
Para Celsia, el compromiso es claro. Eduardo Andrés Burbano, líder del Proyecto de Eficiencia del Servicio de la empresa, reafirmó: “Creemos que la educación es el camino para aportar al desarrollo social, y aún más en ciudades como Buenaventura, que requieren de este tipo de proyectos que promueven la generación de empleo”.
Este programa no solo llena un vacío laboral: representa una puerta abierta a la equidad de género en la industria energética y un impulso vital para la economía local. Las mujeres graduadas de este ciclo de formación ahora son parte activa de un sector eléctrico que se moderniza y diversifica con ellas.
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