En Colombia, aunque los avances en salud infantil son notorios, la lactancia materna exclusiva aún no alcanza los niveles ideales. Solo el 56 % de los recién nacidos recibe el primer pecho en su primera hora de vida y apenas el 36 % mantiene lactancia exclusiva hasta los seis meses. Estas cifras, por debajo del estándar internacional del 50 %, reflejan una necesidad urgente de fortalecer políticas y prácticas culturales que promuevan esta forma de alimentación vital.
Los beneficios de la lactancia materna no solo salvan vidas, también moldean el desarrollo integral de los niños. Los bebés amamantados presentan mejores resultados en pruebas de inteligencia, tienen menor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades crónicas. Las madres también ganan: hay menos posibilidades de sufrir hemorragias posparto, cáncer de mama y ovario, enfermedades cardíacas y diabetes.
Lactancia: clave contra la malnutrición
La situación no es exclusiva de Colombia. En América Latina y el Caribe, solo el 43 % de los menores de seis meses recibe lactancia exclusiva, en contraste con el promedio global del 48 %. Este déficit contribuye a la llamada “triple carga” de malnutrición: desnutrición, sobrepeso y deficiencias de micronutrientes, un problema persistente incluso en los países con ingresos medios.
La evidencia científica respalda la lactancia como una de las medidas más efectivas y económicas para reducir la mortalidad infantil. Según la OMS, mejorar la cobertura de lactancia materna podría evitar hasta 800.000 muertes de niños menores de cinco años cada año en el mundo.

Políticas que impulsan la lactancia
Colombia ha dado pasos clave. Con la Ley 2361 de 2024 se establece una Política Pública Nacional de Lactancia Materna y la creación de bancos de leche. La Ley 2458 de 2025 refuerza estos esfuerzos con la formalización de la “Comunidad Lactante” y medidas para convertir espacios públicos y privados en entornos amigables con la lactancia.
En paralelo, el país avanza en el ámbito laboral: las madres cuentan con dos descansos diarios para lactar hasta los seis meses, incluso en trabajo remoto. Más de 350 salas de lactancia están certificadas y existen plataformas virtuales de acompañamiento.
La inclusión de la lactancia en los planes de salud y seguridad laboral (SG-SST) es otro paso relevante. Se requiere adaptar ambientes y tareas cuando estas afectan la salud de madres lactantes. La protección de la maternidad es esencial no solo por equidad de género, sino como garantía del bienestar colectivo.
Invertir en lactancia materna es invertir en el futuro. Con acciones coordinadas desde la salud, la educación y el trabajo, es posible cerrar brechas y construir una generación más sana, inteligente y protegida desde su primer suspiro.
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