Moda en Movimiento en París.

La moda baila al ritmo de la creatividad

La Semana de la Moda de París se convirtió en un auténtico espectáculo de movimiento y emociones. Más allá de simples desfiles, varios diseñadores apostaron por fusionar moda y danza, borrando las fronteras entre la pasarela y el escenario. Desde homenajes a leyendas hasta performances llenas de energía, la creatividad marcó el pulso de cada presentación.

El francés Alain Paul, exbailarín convertido en diseñador, fue uno de los protagonistas. En su nueva colección, recreó una audición de danza, con mesas blancas, vasos de agua y jurados imaginarios que evaluaban cada paso. Su propuesta combinó dramatismo teatral con precisión estética, reviviendo el espíritu del escenario en cada prenda y mostrando cómo la disciplina del movimiento puede inspirar la creación textil.

  

La moda como performance viva

La diseñadora alemana Marie-Christine Satz, creadora de la firma Gauchère, presentó una colección concebida como una performance. En colaboración con el coreógrafo Benjamin Millepied, cinco bailarines-modelos dieron vida a 15 conjuntos diseñados para resaltar la fluidez y la fuerza del cuerpo en movimiento. En este concepto, la moda se convierte en lenguaje corporal, transmitiendo ritmo, energía y sensibilidad.

La emoción también se hizo sentir en el homenaje del veterano japonés Yohji Yamamoto al legendario Giorgio Armani, fallecido a los 91 años. Una modelo cerró el desfile con un vestido negro que llevaba impresa la última invitación que Armani envió al creador nipón. La colección Primavera/Verano 2026 de Yamamoto, fiel a su estilo sobrio y elegante, fue un tributo en movimiento a la eternidad del diseño.

Moda en Movimiento en París.
Moda en Movimiento en París.

Por su parte, la española Paula Canovas del Vas sorprendió con una presentación íntima dentro de un camión convertido en baño. Con humor y color, tres modelos convivían en un escenario cotidiano, mostrando prendas vibrantes hechas con materiales reciclados. En su universo, la moda también fluye, se ríe y respira, combinando experimentación, sostenibilidad y un enfoque artesanal.

El cierre llegó con la marca neerlandesa Zomer, que apostó por el contraste: crop tops, cinturones XXL y una paleta de maquillaje gigante sirvieron para dejar huellas de color sobre una pasarela blanca. Sin discursos ni saludos, los diseñadores enviaron perritos al final del show, sellando con un guiño su visión desenfadada y lúdica de la moda contemporánea.

En esta edición parisina, la moda no solo se vistió, sino que se movió, respiró y danzó. Cada diseñador convirtió la pasarela en un escenario donde la creatividad y la emoción fueron las verdaderas protagonistas.

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